PEDREGAL
Ensangrentada de ceibos, mi vida es un río amargo;
con su cauce sobre un suelo pedregoso y desvelado.
Me resbalo en los silencios de los soles del ocaso;
sobre una tumba de estrellas, suelen mudarse mis años.
La tarde, nunca se apiada de los trinos de mi llanto;
la noche, con su estocada, me empuja por sus barrancos.
En la herida que no cierra, tengo un secreto guardado;
tengo la sangre caliente y el corazón congelado.
Rompe la aurora su escarcha, con excusas en los labios;
en un lamento de lunas, me quedo en frágil letargo.
La angustia sufre tropiezos, va rodando sobre el fango
de una esperanza perdida, en la cruz de mi calvario.
Sobre un turbante de esperas, se cae el cielo a pedazos;
recojo el temblor del tiempo, y lo estrujo entre mis brazos.
Releo páginas viejas del manual del qué y del cuánto;
quedo enganchada en las redes de los ojos del pecado.
Sumo penas, resto dicha, multiplico mis fracasos;
el dolor, con sus crayones, dibuja un mar de quebrantos.
Junto otoños de horas secas y en mi mente los deshago;
¡debo arrancar de mi vida: los abriles y los mayos!
En los caminos que ando, vivo perdiendo los pasos;
de la huella del destino, no logro encontrar el rastro.
Soy un alma fugitiva que del cuerpo se ha escapado.
En singular, soy un eco; un estribillo olvidado.
En la brisa de septiembre, busco una flor de oro blanco;
lucho con luces y sombras, mi amor está condenado.
La verdad de este presente, es feroz y me hace daño;
la soledad me tortura, también me tiende sus manos.
Todo encaja en esta historia de traición y desengaño;
nada bueno queda suelto, puedo atar todos los cabos.
El amor no tiene precio, la moral no ha cotizado;
la vara cruel del desprecio, está en alza en los mercados.
Autora: María Rosa Ferrarotti
15/06/2011
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De Antología Poética y Cancionero
"Mucho gusto, ¿quién soy yo?"
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.