MUJER MADURA
DÉCIMAS
Soy una mujer madura.
Se terminaron los juegos.
Se apaciguaron mis fuegos.
Ya no espero una aventura.
Bajó la temperatura
de la pasión que me habita.
Mi disfrute se limita
a quitar los antifaces
de personajes audaces
de deslealtad infinita.
Mi sentir es de gardenia,
fragante como noviembre.
Dichoso como diciembre.
Al amor le hace la venia
y con la verdad congenia.
No busca perder el tiempo
con un simple pasatiempo
que se aposente en su vida.
Le da rápída salida
evitando un contratiempo.
Sensible como ninguna,
de corazón anhelante;
sigo la ruta triunfante
de las fases de la luna.
Cada una desayuna
con la miel de la alborada.
y reposan en mi almohada
cuando abro la ventana.
Sus caras de porcelana
son de muy tierna mirada.
Me desgajo como sombra
en las noches de desvelos,
en los floridos anhelos
donde mi alma se asombra.
Soy la texturada alfombra
rendida a los pies de sueños.
Pongo mis grandes empeños
en cumplirlos sabiamente,
impidiendo que la gente
se apropie de sus diseños.
Como viña en el verano,
espero el riego solar
y la lluvia regular
de un sentimiento cercano.
Cuyo pasar no sea en vano
y acoja mi amor, sin miedo.
Que se integre a mi viñedo
con sus uvas de nobleza,
compartiendo la riqueza
de tener el mismo credo.
Cuando el querer es estable,
no hay nadie que lo detenga.
Aunque una tormenta venga,
es único, indispensable.
Se mantiene inalterable
si pretenden derribarlo,
atascarlo o ensuciarlo.
El amor de alguien mayor,
de solidez es dador.
Es fabuloso encontrarlo.
Madurar tiene su encanto.
Se obtiene satisfacción
con la correcta elección
de quien canta el mismo canto
alejando el desencanto.
La noche ya no es más fría.
Se abriga de compañía
y la pasión se reemplaza
con el calor del que abraza
con dulce galantería.
Autora: María Rosa Ferrarotti
20/11/2024
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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