VOCACIÓN
DÉCIMAS
Nació conmigo y me sigue
la vocación de maestra.
Mi pensamiento demuestra
la precisión que persigue
mi mente para que irrigue
el saber incorporado
y así ser utilizado
ante quien lo necesite.
Al enseñar se transmite
todo lo bueno acuñado.
Mi meta siempre fue clara.
Desde niña leo, escribo.
Con la lectura derribo
la ignorancia que es la vara
que a golpearte se prepara
con su maldad implacable.
El aprender es loable.
Hay que andar por el camino
forjando el propio destino
de manera inmejorable.
Enseñanza. Aprendizaje.
Un dueto muy necesario.
Realmente complementario.
Aprender, supone un viaje
para buscar hospedaje
en algo desconocido.
Se enseña lo ya aprendido
y se aprende nuevamente.
La educación deficiente
nos marca el tiempo perdido.
Esfuerzo y perseverancia
junto con la inteligencia,
desarrollan la sapiencia.
Hay que tener tolerancia
y brindarle su importancia
al ambiente que rodea
a aquel que aprende y desea
poder salir adelante.
En verdad, cada estudiante
a su ritmo se moldea.
No interesa lo que tarde
en formarse una persona.
El interior colecciona
lo que dentro de él se guarde.
Lo que se aplique y resguarde
se afianzará practicando.
Así vamos entrenando.
Obtener sabiduría
es cuestión del día a día.
De logros, ir concretando.
Nuestra educación termina
cuando la muerte nos llama.
El que quererse proclama,
aptitudes examina.
Su desarrollo encamina
a un futuro provechoso.
Valioso. Beneficioso,
para él y su familia.
A la libertad se afilia
como río caudaloso.
Autora: María Rosa Ferrarotti
04/02/2024
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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