EL ALMA DEL ALBA
DÉCIMAS
Mientras sus moras guarece,
el alba, de color gualda;
al caérsele la falda,
es torrente que florece.
Su soledad, aborrece.
Las gaviotas, acompañan.
Cuando vuelan desempañan
el nacer de los añiles
bordados por los abriles.
Sus horizontes apañan.
Es el hada protectora
de mis sueños infantiles.
Con sus caricias sutiles
fue mi gran benefactora.
De temores, destructora.
A través de los reflejos
me mostraba los espejos
de la noche que marchaba.
Con rapidez, desmechaba,
de los soles, sus pellejos.
En sus perfiles eternos
suele cantar mil tonadas.
Con sus arpas afinadas
y sus acordes fraternos.
Resuenan ecos internos
en mi vida deshojada.
De mi niñez, despojada;
recuerdos viven conmigo.
En el presente, desmigo,
del albor, cada tajada.
Hay presente, sin futuro.
Se constituyen pasados.
Ciclos fueron traspasados.
Sus imágenes capturo.
A mi mente no torturo
con preguntas sin respuestas.
En las auroras repuestas
al comenzar cada día,
escucho la melodía
del alba, con sus propuestas.
Autora: María Rosa Ferrarotti
05/02/2021
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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