APETECIBLE
DÉCIMAS
Ven, arráncame el clavel
que sostengo entre los dientes.
Dame unos besos ardientes
detrás del olivo aquel,
mientras se eriza mi piel
y vuelan mil mariposas
sobre las cálidas rosas
de mi alma enamorada.
Mi boca es dulce granada
en donde tus labios posas.
Tus lumbreras quiero ver.
Los azabaches brillosos
de tus ojos codiciosos
prendidos como alfiler
sobre todito mi ser.
Deléitate en mis paisajes.
Haz vuelos de cabotajes
entre puntos cardinales
de mis ansias federales,
con suaves aterrizajes.
Disfrutemos el calor
desprendido de los cuerpos.
Produzcamos anticuerpos
para que viva el amor
y que el virus del dolor
no pueda reproducirse
y tampoco transmitirse
al caudal de los sentidos.
No estemos desprevenidos.
Su maldad debe impedirse.
En un abrazo sin fin
escribiremos la historia
que yacerá en la memoria
cual perfume de jazmín.
Un arbusto danzarín
cuando las brisas lo mecen.
Sobre sus ramas florecen
los sueños de dos amantes,
que también, son muy fragantes.
De timideces carecen.
En el intante final,
al quedarnos agotados
por los placeres brindados,
ya no será nada igual.
Y bañados en la sal
de la mutua complacencia,
diremos con contundencia
que nuestra unión vale oro.
Un auténtico tesoro
de entrañable procedencia.
Autora: María Rosa Ferrarotti
27/10/2024
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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