COLCHONES DE LAVANDAS
DÉCIMAS
Los colchones de lavandas
diseminan sus fragancias
en el mar de las distancias.
Son llevadas en volandas.
Apaciguan las demandas
encarnadas en el alma,
proveyendo paz y calma
a su cuerpo malherido.
Desangrado. Dolorido.
La penuria se desalma.
Se destilan sentimientos
en las flores de los tilos
al lanzar por sus pistilos
el amor a cuatro vientos.
Van donando sus alientos
a románticos anhelos
cortejados por desvelos.
Las liturgias amorosas
florecientes como rosas,
de la dicha son señuelos.
Soplan brisas duraderas
en magnolias puritanas
adueñadas de mañanas.
Son enérgicas voceras
de rebeldes primaveras
que titilan cual estrellas.
Me seducen todas ellas
y secuestro sus deseos.
Te permito sus cateos.
En mis formas, dejas huellas.
Las verbenas de ventura
que dibujo sobre lienzos
de prolíficos comienzos,
son pintados con ternura
reflejando la blancura
en brotadas emociones.
Refinadas floraciones
entrelazan las fatigas
si tus besos los irrigas
por mi piel, sin detenciones.
En jazmines amarillos
montan guardias horizontes
instalados tras los montes
donde cantan pajarillos
y galopan cual potrillos
corazones delatores.
Del disfrute, catadores.
Embriagados de promesas,
de sus sueños somos presas.
Son fantásticos captores.
En camelias del poniente
lentamente nos amamos.
Con cuidado devoramos
los silencios del ambiente.
Al bajar por la pendiente
de las ansias encontradas,
las caricias más osadas
se recrean sin apuros.
Son sus pasos muy seguros.
Sus andadas son aliadas.
Nos quedamos enredados
cual ardientes madreselvas
envolventes, en las selvas
de los tiempos más pausados.
En violetas, recostados.
Bajo sábanas de plata
el destino nos retrata.
El querer no pone frenos.
Efectuamos reestrenos
si tu boca me rescata.
Autora: María Rosa Ferrarotti
12/05/2022
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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