MIEL DE CAÑA
DÉCIMAS
Trátame con la dulzura
de la miel que da la caña
cuando de soles se baña
recogiendo la ternura
de lujosa vestidura
convertida en sabio beso.
Bésame, que te regreso
con placer lo que yo anhelo.
Tu sabor a caramelo,
que en mis labios quede impreso.
Dame savia que retoce
por mi boca y la bendiga.
Que sin decirlo me diga
que mis caprichos conoce
y a todos ellos emboce
con la magia extraordinaria,
solidaria, necesaria;
elevándome a la dicha
a la que apuesto mi ficha.
Ser de besos, millonaria.
Muerde pétalos de rosa
en el alma que te entrego,
mientras sigue ardiendo el fuego
con su llama cadenciosa,
embriagante, silenciosa;
que reaviva el sentimiento.
Me complaces. No te miento.
Al besarte se va el frío
del ansioso griterío
de mi eterno llamamiento.
Prueba el néctar de la gloria
embriagada con el vino
de un abrazo repentino.
Abastece mi memoria
con el agua de la noria
del romance palpitante,
excitante, refrescante.
Pon suspiros del lucero
al posarte con esmero
en mi boca demandante.
Autora: María Rosa Ferrarotti
11/09/2023
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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