BLANCOS CRISANTEMOS
DÉCIMAS
Apretada sangre ciño
del amor que contenemos.
Cual los blancos crisantemos
que destilan su cariño,
a sus flores las aliño
con especias preferidas
de pasiones esparcidas.
Salpimento sentimientos
y descarno pensamientos.
Son cual velas derretidas.
Nos amamos sin decirlo
cual las aguas a sus cauces.
Como ríos a los sauces.
No debemos impedirlo.
Sí, podemos permitirlo.
Abracemos las auroras
al dejar correr las horas
sin relojes que las marquen.
Sin los trazos que demarquen
las caricias andadoras.
Soslayemos lo que digan
atizando sueños nuevos.
Que se vuelvan muy longevos.
Que sin verlos, nos persigan.
Nos arrullen y bendigan.
Porque somos piel de lluvia
en las almas ya diluvia
un encuentro florecido.
Tropical. Amanecido
como árbol de la juvia.
Al romper con condiciones
alteramos nuestro sino,
que será más cristalino
al vencer las objeciones
sin hacer comparaciones
del ayer con el presente.
Hallaremos finalmente
el lucero tras los mares,
construyendo los altares
con su mármol resistente.
No busquemos más excusas.
Somos libres de querernos.
A placeres, someternos.
Si quitamos las pelusas
a creencias muy confusas
y brotamos en febreros
de duraznos mañaneros;
al probar sus tiernos frutos
gastaremos los minutos
sin temor ni desesperos.
Autora: María Rosa Ferrarotti
02/01/2022
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Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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