CON MI SOLEDAD
En las arpas de los trinos matutinos,
me hice sombra, deletreando tu regreso.
Sentenciando el cruel transcurso de las horas,
fue la espera, el sol poniente de mis rezos.
Llené el cáliz de la noche peregrina,
con el lúgubre pesar de mis anhelos.
En manojos, las espinas de los celos
fueron carne y fueron piel, sobre mis huesos.
Quise huir de la tormenta de pasiones,
que la furia de tu amor desató dentro.
Me golpearon los temblores de la aurora:
sin tu voz, sin tu presencia, sin tu aliento.
Tuve el viento de tu ayer entre mis manos,
una estrella descolgada de tu cielo.
Pero nunca me prestaste tu mirada,
para echarla en el baúl de los recuerdos.
En las islas olvidadas de mi nombre,
ahuyentaste la ilusión de un nuevo encuentro.
Te marchaste hacia la luna de otros lares,
me dejaste este dolor, de compañero.
En mis manos, ya no hay rastros de caricias;
en mis labios, murió el fuego de tus besos.
Se quedaron muy dormidas las palabras,
al saber que me arrancaste de tu pecho.
Autora: María Rosa Ferrarotti
05/09/2010
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De Antología Poética y Cancionero
"Mucho gusto,¿quién soy yo?"
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.