MI CANTO
DÉCIMAS
Cuando canto yo me elevo
sobre el recuerdo silente
y me envuelve lo latente
de juventud que conllevo.
Con el canto me conmuevo.
Expreso mi sentimiento.
Su magnitud acreciento
cuando interpreto la letra
que corazones penetra
como la fuerza del viento.
Mi voz vuela con sus alas
a recónditos lugares
con vagabundos cantares.
Es oxígeno que inhalas,
y a los otros, le regalas,
fundido con la dulzura.
Es aliento que perdura
más allá de los inviernos.
Sus mensajes son eternos
y no tienen sepultura.
Canto a la noche y al día.
A la mañana florida.
A la siesta concebida
en la verde serranía
de letras de mi autoría
añosas como algarrobo.
En sus ramajes englobo
lo presente y lo pasado.
Experiencias que han inflado
mis ideas como globo.
Narro historias cuando canto,
mitigando soledades.
Sacando toxicidades,
con esperanzas suplanto
lo negativo y levanto
hacia el cielo la mirada.
Allí permanece anclada
buscando apoyo divino.
Del alma, sale mi trino,
con la bondad afiliada.
Soy eco de la inocencia
reciclada, permanente.
Del sentir, pequeña fuente
para curar la dolencia
que establece residencia
en mi ser y en el ajeno
eliminando el veneno
propagado sobre el piso
del corazón, sin aviso.
A lo malo, pongo freno.
Por eso, canto tan fuerte.
Para sentirme contenta.
A veces, sin darte cuenta,
mi musa puede correrte,
acercarse y recogerte
de la nube que rodea
tu espíritu y acarrea
fugaz pensamiento oscuro.
Mi cantar es ancho muro.
La pena no lo franquea.
Autora: María Rosa Ferrarotti
18/05/2023
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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