ACANTILADOS
Desde un abrupto acantilado de papel yo me arrojé,
deletreando con mayúsculas los despojos de tu nombre.
Quise decirte que el amor que cierta vez yo te entregué,
guardó por ti: caña de azúcar, miel, almíbar y, del chañar su arrope.
En un trigal maduro, de ilusión sabor melón me recosté;
para estrecharte en un recuerdo de alegría y altos soles.
Sin equipaje, otro camino de verdades consejeras comencé,
y me acosaron los fantasmas de presagios de temores.
Mis ojos buscan los colores más brillantes del ayer,
sin encontrar la vaguedad de su translúcido horizonte.
Sobre un olvido de fragantes lavandas y rosales que planté,
eché a volar la soledad de mi querer como bandadas de gorriones.
En un acopio de emociones de glicinas azuladas sollocé,
vagabundeando como estrellas solitarias en la noche.
Soñé con verte junto al río entre sauces y ceibales verdecer,
mientras me amabas en completa libertad con gran derroche.
Fuiste alhelí que perfumó mi corazón, dando placer,
a los románticos cantares que agitaban las limosnas de arreboles.
Fuiste y serás el escultor que modeló con su cincel,
las primaveras de alabastro de mis rojas pasiones.
Autora: María Rosa Ferrarotti
30/10/2020
DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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