DESPEÑADEROS DE SUEÑOS
DÉCIMAS
Los inviernos repujaron
despeñaderos de sueños.
En los rastros más pequeños,
mis ojos desmadejaron
angustias que dibujaron
lidiando con el pasado.
Totalmente desfasado
con páginas del presente,
pero igual omnipresente,
en vibrar descompasado.
Biselaron soledades,
espejos de la conciencia.
Con cabal ineficiencia
ignoraron sus verdades.
No modelaron bondades
de sus dones y virtudes.
Enjuiciaron actitudes.
Sintonizaron fracasos.
Actuaron como payasos
sin medir las magnitudes.
Con un sentir avariento
de tristezas prisioneras,
esperanzas limosneras
mostraron su ser hambriento.
En un intento sangriento
por aliviar sus dolores,
cortaron del miedo, flores,
para perfumar la brisa;
provocando su sonrisa
reinventando sus olores.
Repicaron campanillas
del corazón palpitante.
De su tañer incesante
cual trinos de cardenillas,
florecieron manzanillas
en tormentos padecidos.
Como campos bendecidos
por la fe que se comulga,
mi sentimiento promulga
sus rezos agradecidos.
El ayer no contamina
el renacer de mis luces.
Distingo los contraluces
que la vida dictamina.
Amar, es la vitamina
más potente que nos sana.
Es beber de la tisana
que cura las afecciones.
Como las buenas pociones,
cualquier daño lo subsana.
Tomaré con alborozo
los frescores otoñales.
Encontrando las señales
al salir del calabozo,
de lo profundo del pozo;
encendiendo los faroles.
Cultivando girasoles
en senderos que transito.
Pues tan solo necesito
amor en mis arreboles.
Autora: María Rosa Ferrarotti
08/01/2021
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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