EL JARRÓN CON CLAVELES
DÉCIMAS
Hallé una caja viejita
con pinturas y pinceles.
Pinté un jarrón con claveles
sobre una antigua mesita,
de la ventana, cerquita.
Quedaron muy elegantes
con sus rojos atrapantes
y sus rosas suavecitos.
Mis colores favoritos
en claveles desbordantes.
La inspiración me condujo
a pintar tan bellas flores.
En las horas posteriores,
como por magia de un brujo,
un milagro se produjo.
Las flores cobraron vida.
Era la imagen salida
del cuadro recién pintado
con el jarrón colocado
junto a una vela encendida.
Ni siquiera recordaba
haber prendido una vela.
Junto a ella, una novela,
su cuerpo abierto mostraba
y entre sus hojas guardaba
un clavel rojo escarlata.
Era una escena muy grata
ver la mesa organizada
con vajilla decorada.
Me senté en forma inmediata.
Los claveles en el centro
perfumaban el ambiente
de manera persistente.
Seguramente, un encuentro
sería el gran epicentro
de ese escenario increíble.
Todo era incomprensible.
Hasta la dedicatoria
de una belleza notoria
de un amor puro, imposible.
Me puse a leer el texto
y el tiempo pasó volando.
Quedé dormida, esperando.
Desperté en otro contexto.
En el capítulo sexto
de un libro de Anatomía
que un marcador contenía.
Ya no estaba la pintura.
Una cosa era segura,
un examen yo tendría.
Autora: María Rosa Ferrarotti
11/06/2024
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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