NARDOS DE LA NOCHE
DÉCIMAS
La noche enjauló millares
de nardos en las estrellas.
Eligiendo las más bellas,
las colocó en sus altares.
Con formatos singulares
forjó las constelaciones,
ideando sus uniones
como perlas engarzadas,
al filo de madrugadas,
en distintas posiciones.
Fue descubriendo secretos
en jardines de las almas.
Las regó con aguas calmas
y con murmullos discretos.
Les escribió los libretos
a románticos momentos,
con floridos sentimientos,
en las páginas nocturnas.
Echó su amor en las urnas
donde moraban tormentos.
En pérgolas planetarias
colgó más varas de nardos,
y fue arrancando los cardos
de lágrimas solitarias.
Con sus artes solidarias,
arribó hasta los confines
donde crecían jazmines
de bondad y de esperanzas,
pagando a las añoranzas
con unos pocos chelines.
La noche abrió sus ramajes
de luciérnagas perdidas,
y las vio volar unidas
con luminosos ropajes.
Se subieron a carruajes
de misterios insondables.
Sus esencias indomables
hicieron que se alejaran
y un rosal sobrevolaran
con sus ritos perdurables.
La luna, con azucenas,
sembró infinitos senderos
olvidados por luceros,
arrebatando las penas.
En las entrañas terrenas
de corazones humanos,
el alba tendió sus manos
rebozantes como rosas.
Con sus alas impetuosas,
volaron los sueños vanos.
Los nardos, desdibujados,
fueron desapareciendo.
El día se fue nutriendo
con los aires renovados.
Por briznas de sol, poblados,
enhebraron bien los hilos
los derechitos pistilos
del clarear de la existencia.
La alborada y su presencia,
encendieron sus pabilos.
Autora: María Rosa Ferrarotti
02/09/2025
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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