LUZ DE AMOR
DÉCIMAS
Un mensaje navideño
me pidieron que escribiera.
Que al hacerlo yo pusiera
mi fervor y mucho empeño.
Para que arda como leño
el amor en corazones
y se llenen carretones
de piedad, paz y justicia.
Que se apague la malicia
y renazcan los perdones.
El pesebre recreamos.
Lo rodeamos de pastores
y le hacemos los honores
a Jesús, que tanto amamos.
El ambiente diseñamos.
Vacas, burros y camellos.
Y los Reyes van con ellos.
Los señores, campesinos.
Unos cuantos peregrinos.
Una estrella y sus destellos.
Al costado, el arbolito,
simboliza vida eterna.
Cada adorno que se alterna
es un símbolo bendito.
Nos conecta al infinito
cada ángel que ponemos.
Y la fe que poseemos
va en la estrella de la punta.
Nuestros dones los apunta
cada globo que colguemos.
Las velitas son faroles.
Iluminan todo el mundo.
No descansan un segundo.
Son brillantes como soles.
Moños, cintas, cumplen roles
sujetados a las ramas.
Representan amalgamas,
las uniones familiares
perfumadas por azahares.
Alabanzas que derramas.
Colocamos en la mesa
ramilletes de alegría.
El buen pan del nuevo día.
Ilusión y una promesa.
En el alma se sopesa
el presente y lo pasado.
Lo que fue mal redactado
para luego, corregirlo.
En bondades, traducirlo,
con Jesús a nuestro lado.
Navideños, son los versos.
El espíritu se alegra.
El dolor se desintegra
junto a tiempos tan adversos.
Encontrándonos inmersos
en submundos celestiales,
con abrazos especiales
de los seres más queridos
en los sueños sumergidos.
Son presencias primordiales.
En las mesas navideñas
alzaremos nuestra copa
por Jesús, que nos arropa
de esperanzas hogareñas.
Separando muchas peñas
del destino de la gente
de manera permanente.
Con su amor reconfortante,
es mi eterno acompañante.
Un ser puro, transparente.
Autora: María Rosa Ferrarotti
05/12/2022
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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