MENDIGO DE AMOR
DÉCIMAS
que no te puedo brindar.
Es necesario aceptar
aunque te cause dolor,
que te irá mucho mejor
sin mi presencia a tu lado.
Mi corazón está helado
como témpano de hielo.
Lo cubre un muy grueso velo
de penurias del pasado.
Yo sé de tu amor sincero.
Sé de tus ansias de amarme.
De besarme y abrazarme
bajo la luz del lucero
azuzando el avispero
de la pasión desbocada
de mi alma enamorada.
Pero no será posible.
Un suplicio indescriptible
dejó su tierra arrasada.
Me cuesta confiar y amar.
No me pidas que te quiera.
No existe forma y manera
de este pavor acallar.
Aunque logré perdonar,
la angustia no me abandona.
De mi penar, es patrona.
Elude un buen sentimiento.
Es mi guardiana y tormento.
A todos, se lo pregona.
No equivoques tu camino.
No te mires en mi espejo.
De cualquier hombre me alejo,
porque es otro mi destino.
Da vueltas cual remolino
y se escapa hacia el suburbio
humillado, triste y turbio,
de la eterna lejanía
donde la noche es más fría,
para evitar un disturbio.
No me observes de esa forma.
Aunque intentara, no puedo
quererte pues tengo miedo.
Se ha convertido en la norma
a seguir, sin su reforma.
La lucha es interminable
entre el sentir esperable
y lo que dicta la mente.
Quizás un día lamente
mi decisión implacable.
Autora: María Rosa Ferrarotti
26/06/2024
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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