A PRIMERA VISTA
DÉCIMAS
Con mis amigas yo estaba.
De reojo te miraba
como los pobres mendigos
ansiosos de hallar abrigos
y de frío no morirse.
Fue difícil resistirse
a mirarte una y mil veces
como apetecibles nueces
y querer de ellas nutrirse.
De repente, me observaste.
Respondiste a mis miradas
en tu silueta posadas.
Lentamente te acercaste.
A bailar, tú me invitaste.
Sentí que me derretía,
que hasta el piso se movía.
Era tal el embeleso
que dejé robarme un beso
permitiendo tu osadía.
Bailamos muy apretados
mirándonos a los ojos.
Le sacamos los cerrojos
a nuestros labios lacrados
y nos sentimos tentados
a decirnos frente a frente
lo que nos vino a la mente.
Al ir entrando en confianza
entablamos una alianza
emocional, sorprendente.
Sin pensarlo, comenzamos
a realizar confidencias.
Abundantes afluencias
de deseos conectamos.
En palabras derramamos
nuestras mieles interiores.
De besos, nacieron flores
románticas, pasionales.
De la noche y sus fanales,
fuimos los exploradores.
Nuestros amigos, curiosos,
murmuraban desde lejos.
Parecían unos viejos
impactados y chismosos.
Puedo afirmar, muy celosos.
A nuestros actos, atentos.
No importaron sus intentos
de burlarse y separarnos.
No pudieron alejarnos.
Pusimos impedimentos.
Nuestras bocas incansables
no pararon de besarse.
Los cuerpos al estrecharse
en abrazos perdurables,
quedaron inseparables
cual paredes medianeras,
fuertes como las quimeras
que se vuelven realidades
al aunarse voluntades,
sin miedos y sin fronteras.
Después de un tiempo, nos fuimos.
Los amigos se quedaron.
Nuestra unión banalizaron.
Cuando a la calle salimos
los dos juntos decidimos
no separar los caminos
y beber los dulces vinos
de momentos imperdibles,
pues dos seres compatibles
deben fundir sus destinos.
Autora: María Rosa Ferrarotti
28/10/2024
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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