RAZONES NO FALTAN
La razón de vivir no tiene vida propia,
se basa en los designios del corazón.
La razón pura no comulga con el corazón, no tiene su pasión.
El corazón no razona, respira amor.
La razón pura es conveniencia, al amar se pierde la razón.
¡Qué irrazonable sería vivir sin amor!
Sin él, las luces de la felicidad se apagarían,
dando muerte a la voz de los corazones compartidos.
La razón pura escribe palabras con su pluma severa,
el corazón escribe su antónimo con colores de primavera.
La razón se tambalea bruscamente
si el amor la empuja hacia sitios que desconoce.
La razón respeta las reglas,
el corazón las elude abiertamente.
La razón tiene paredes, puertas y ventanas;
reservándose el derecho de admisión.
El corazón es una esponja porosa, amorfa;
que absorbe las tinieblas y los cielos despejados;
no mide las consecuencias, se acomoda a cada circunstancia.
La razón es el taparrabos de los sentimientos.
No hay razón para que la razón no razone
consigo misma y con el corazón:
parecen distantes pero siempre se miran.
¿Por qué no se conectan en una misma sintonía?
La razón goza de buena salud
cuando escucha los mensajes del corazón,
"aunque se haga la distraída".
La razón es satélite del miedo al fracaso,
fantasma de la propia conciencia, hija de la mezquindad.
El corazón no teme a nada, lo da todo sin reservas,
vuela hacia rumbos inciertos, va y viene;
se brinda sin restricciones aunque muera en el intento.
Autora: María Rosa Ferrarotti
24/01/2005
DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR
De Antología Poética y Cancionero
"Mucho gusto,¿quién soy yo?"
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
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