SAUCE ERMITAÑO
DÉCIMAS
A los pies del sauce verde
llora su copa frondosa.
Baila como mariposa.
Su conciencia le remuerde.
La brisa, sus rulos muerde
con el pasar de los años.
A sus ramajes huraños
ya no le quedan más nidos.
Pues no son muy bienvenidos.
Son follajes ermitaños.
Sus cabellos ondulados
flamean como bandera
en medio de la pradera
y trebolares aislados.
Quedan cardos asilados,
cercanos a sus entrañas.
Van tejiendo las arañas
sus redes entre las hojas,
y destejen paradojas
de marañas muy extrañas.
Si la tarde lo perfuma
con polen de los aromos,
escribe con sol los tomos
de poemas, sin su pluma.
Sus palabras las esfuma
el calendario sin huellas,
que se lleva todas ellas
a solares sin destino
con su pisar paulatino
hechizado por centellas.
Cuando mortajas nocturnas
prestan su voz al silencio,
su majestad reverencio.
Ponen su paz en las urnas
de las ramas taciturnas
del árbol que las sostiene.
El sufrimiento contiene
en sus tensiones faciales.
En los momentos cruciales,
sus manantiales retiene.
Sauce triste. Solitario.
Henchido por sus nostalgias.
Disimula las lumbalgias
del tiempo tan temerario.
Eres dueño del estuario
del mar de cavilaciones.
Libera las emociones
entre pájaros cantores
que conmuevan tus albores
con valiosas actuaciones.
No derrames esperanzas.
Debes guardarlas muy dentro.
Fortalecer el encuentro
con tus dulces remembranzas.
Ser cosecha de labranzas
de quién habitó cobijos.
Tus brotes nuevos, son hijos,
que protegerán mis versos.
Con pelajes sanos. Tersos.
Aromando regocijos.
Autora: María Rosa Ferrarotti
06/06/2021
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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