ZARPAZOS
DÉCIMAS
Algunos causan heridas.
Las almas se ven dolidas
pues sufren aguijonazos,
cayéndose de los brazos
inertes de remembranzas.
Perdiendo ya sus templanzas,
se cubren con largas capas.
No lucen sus caras guapas.
Ocultan tristes semblanzas.
El tiempo pasa corriendo.
En él quedamos pausados.
Cansados. Encarcelados.
Nos vamos entumeciendo.
En vez de seguir creciendo,
mordemos frutas amargas
de tantas pesadas cargas
que pintan nuestros presentes.
Y giros dan nuestras mentes
durante las noches largas.
Tenemos que levantarnos.
Alzar nuestra voz al viento.
Con ganas, con sentimiento.
De pérdidas, deshojarnos.
De lágrimas, olvidarnos.
Dejar atrás lo vivido
y darle nuevo sentido
a cosas que sí lo valen.
Que versos nuevos recalen
en puertos bien protegidos.
Soñemos más de la cuenta.
Abramos los corazones.
Saquemos de sus buzones
la culpa que nos frecuenta.
El cielo calla y recuenta
estrellas por sus pasillos,
cocidas en los hornillos
del alba que mira lejos.
Son parte de sus espejos.
Intentan darnos sus brillos.
Sigamos por las acequias
que riegan luz en parrales
y nutren los ideales,
creando las entelequias
pletóricas que te obsequias
al borde de los solsticios
de claros ratos propicios
que portan sus alegrías,
para ser, días tras días,
las causas de mil inicios.
Autora: María Rosa Ferrarotti
26/10/2022
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR.
Luján, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Imagen de Internet.
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